sábado, 13 de marzo de 2010

LA VIUDA JOVEN



Esta ella pálida como la cera,
sin ese traje negro azabache
que símboliza el luto,
más ella es un luto toda,
porque junto a la tumba
su vida se derrumba.

Sus lágrimas no ruedan
por esos ojos fijos que las reprimen,
mientras mantiene en su mente
los últimos momentos,
las palabras que entrelazaron
los juramentos que cruzaron.

En fila, los presentes la contemplan,
le dan el pésame y ella, no comprende
¿Qué es todo esto?
¿por qué si aún lo espera?
¿Es acaso una pesadilla?,
Bastaría tan sólo despertar
y orar de rodillas...

Pero ahí están los murmullo,
los chismes de la gente :
_Es joven la viudita, seguro vuelve a casarse,
el olvido pronto le llegará.

Nadie sabe ni entiende
lo que ella tiene dentro,
perdió su vida,
perdíó, su gran amor.

Los años pasan raudos,
más la maleficencia de la gente
sigue igual...
Sí la ven caminar segura,
es porque compañía le espera
y sí cabizbaja pasea,
Deben ser, por algún pecado a cuestas.

Tanto las solteras la envidian,
como las casadas le temen
y los varones creen,
que espera ser aventura
en una noche sin fortuna.

No basta con lo que lleva,
que debe soportar
la pobredumbre y ociosidad
en el día a día de esa ciudad.

Y si el destino le deparace
frondozas flores en su huerta
y un nuevo amor en su puerta,
se diría que aquel buen hombre
le "rehacerle la vida" con su nombre.

A nadie se le ocurre
que es el amor que merece,
amor que le dá vida,
y aunque mil historias le tejan,
la viuda joven
ella sola, su historia escribe
con la certeza, que tiene a Dios
para que la proteja.

07/04/2006

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