domingo, 14 de marzo de 2010

HERMANO




Querido amigo mío
hoy visité tu casa
hace mucho que no iba
en un domingo de fiesta...

Pasaba un día ordinario
te miraba y te contaba
todas mis cosas
te dejaba un saludo y ...
continuaba mi marcha.

Pero hoy no,
hoy deje todo lo que pensaba
todo lo que quería hacer
y te visité con esperanza.

Lo mas hermoso fue
encontrar ese grupo de personas
que cargaban a tu madre
entre cánticos y alabanzas,
pregunté qué nombre tenía
y me dijeron es
la Virgen de la Natividad...
vaya signo a mi corazón que me diste.

En el umbral de tu casa
a la mano derecha
estaba esa imagen
de tu madre con los brazos abiertos
y mi espíritu acongojado
entendió tu llamado.

Gracias por estar siempre amigo mío
por entender mi vida
y ser mi compañero
sentir tu amor es estar en el cielo.

En plena consagración
de tu cuerpo y sangre,
mi mirada fija en el piso
trajo a mí un rostro,
sabes bien quién era verdad?
y por qué debía estar allí,
yo también ya lo entendí.

Domingo de júbilo querido amigo
fiesta en mi corazón
que hoy frente a tu imagen herida
ya no me pesa nada
todo esta tan tranquilo
sanaste mis heridas.

¿Cómo poder quejarme...?
Como decía esa oración
a los pies de tu cruz bendita...

Mirando tu soledad
tus heridas
tu entrega por cada pecado mío
y el de mis hermanos.

En tus brazos Cristo hermano
inmensidad de bondad y ternura
que colma mi corazón
mi alma a veces confundida,
homilía en boca de un sacerdote
donde solo tú
con tu poder colocas
ese abrigo que es mi cobijo.




"Gracias Padre por permitirme que mi vida siga en tus manos"

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