Se secan las lágrimas de mis ojos,
cada vez que mi amor florece
nuevamente el camino empieza...
El frío de mis manos se entibia,
cuando siento un cuerpo,
con ese deseo de sentirse bien amado...
Y...me pregunto Dios mío...
¿Por qué siento esto?
¿Por qué debo declinar y acercarme
a pesar que se claramente
que entregaré mucho más
de lo que recibiré siempre?
A veces... se atraviesa en mi mente
el deseo de pasar de prisa,
de no fijarme...de no hacer caso
ser egoísta, buscar mi gozo...
Pero mis pies se frenan, sin poder evitarlo
y miro esos ojos sin sonrisa,
esa tenue mueca en la boca,
y la insensibilidad en sus mejillas...
Ciertamente no se si logro enamorarme,
la verdad, no se si entrego todo lo que tengo,
es solo buscar que sienta ese cuerpo,
el alma que al nacer le entregaste...
Lograré nuevamente amar de nuevo?
encontraré ese ser que mi respeto logré?
que mis ojos se llenen de admiración sincera,
y mis manos sientan seguridad en las suyas...?
A nacido aquel...¿Que no necesite preguntarme
si lo amo o lo quiero?
Que no tema amarme sin tiempos,
que sepa que el amar es inagotable,
aquel que me enseñe algo que no sepa,
y camine a mi lado sin lentitud ni prisa...
Pero... ¡Qué te digo yo Dios mío!
de todo esto...
Si más que yo, bien sabes tú,
lo que mi corazón siente, palpita,
lo que le hace bien y lo que le da dicha...
Ayúdame a que mis ojos y manos,
que mi corazón guarda
para aquel que es mi calma,
sigan esperándolo, que mis últimos días
lo estaré amando.
19/09/2006
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