miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Por qué son Santos...?


"Los Santos de la moral idealista no hacen milagros
realizan grandes obras,
conciben supremas bellezas.
investigan profundas verdades"
(José Ingenieros)

"La Humildad es madre y maestra de todas las virtudes"
(San Gregorio Magno)




Las virtudes necesarias y especiales para ser santos van directamente unidas al eje de la perfección de la santidad que es Dios.
De estas virtudes que tocan la relacion del hombre con Dios es evidentemente fundamental el Amor, virtud desde donde podemos ver los demás hitos, que son simplemente 4 (cuatro); quizás nos demos cuenta que por allí ya vamos conociendo a más de un Santo sin aureola y que no es nada difícil serlo :


1.-LA CARIDAD

Es evidente que la primera entre todas las virtudes es la caridad que nos une directamente con Dios y, al mismo tiempo, nos lleva también a vivir la unión y solidaridad con los hermanos.

Sin la caridad no hay perfección posible.
San Alfonso comienza su librito,
“Practica del amor a Jesucristo”
con estas palabras:
“Toda la santidad y perfección del alma consiste en amar a Jesucristo nuestro Dios”.

San Francisco de Sales decía:
“la perfección cristiana consiste en amar a Dios de todo corazón”.

Y, San Agustín llego a decir:
“Ama y haz lo que quieras” porque quien ama de verdad a Dios, no podrá hacer sino lo que le agrade.
Es decir será un santo.


Juan Pablo II enseña:
“El amor es el único criterio según el cual todo debe hacerse o no hacerse, cambiarse o no cambiarse.
Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender.
Actuando con caridad o inspirados por la caridad…todo es bueno”(ver RM 60).



2.- LA HUMILDAD

La humildad es indispensable para ser santos.
Los humildes se roban el corazón de Dios.
Dios quiere hacer maravillas en ti pero tú debes colaborar con Dios porque El respeta tu libertad.
Si tú se lo permites, Dios puede hacer de ti un gran santo.

El primer paso que has de dar es ser humilde porque Dios, en los débiles y humildes, hace cosas grandes.
Por eso los que se creen grandes y piensan que pueden hacerlo todo ellos solos no llegan a nada.
En cambio los humildes y pequeños lo hacen con Dios, (que mayor riqueza).

La Sagrada Escritura nos enseña que Dios rechaza a los orgullosos y acoge a los humildes.

Meditemos algunos textos:-

*”Odioso es al Señor y a los hombres el orgullo” (Eclo 10,7).-

*”Los tronos de los príncipes los volteo el Señor y en su lugar sentó a los mansos. Las raíces de los orgullosos las arranco el Señor y en su lugar plantó a los humildes.” (Eclo 10,12-15).-

*”Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mi que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29).-

*”El que se ensalce será humillado y el que humille será ensalzado”, (Mt 23,11).-

*”Revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.
Humillaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios para que, llegada la ocasión, os ensalce” (lP 5,5b-6).

*Para ser humilde:- Acepta la humillación.- Reconoce tus defectos y se comprensivo con los defectos de los otros.-

*Acepta con sencillez las cualidades que Dios te ha dado y las cosas que hace en ti.-

*Acepta con alegría las casas buenas que Dios hace en otras personas.- Admite que los demás tienen cualidades.-

*Ten paciencia contigo mismo.

3.- LA SENCILLEZ

“Mira, lo que hallé fue sólo esto:
Dios hizo sencillo al hombre pero él se complicó con muchas razones”.
Esto dice el Eclesiastes (7,29) y la verdad es que a todos nos agrada que la gente sea sencilla pues los rebuscados y creídos nos caen mal.

Por algo, Jesús un buen día, para enseñar a los discípulos la actitud que debían asumir al evangelizar, colocó en medio de ellos a un niño y les dijo:

“Si no cambiáis y os hacéis como niños no entrareis en el Reino de los cielos” (Mt 18,3).

El mismo nos dio una máxima de vida:
“Sean sencillos como palomas y prudentes como serpientes” (Mt 10, 16).

San Pablo nos enseña:
“Hermanos no seáis niños en juicio, sed niños en malicia pero hombres maduros en juicio” (1 Co 14,20).

Esa sencillez no indica, por tanto, que se trate del infantilismo de seguir siendo niños toda la vida, sino más bien de ser adultos, en toda la expresión de la palabra, manteniendo sin embargo las virtudes propias del niño que no guarda resentimientos, confía en su papá, está abierto a todos, mira la vida con ojos limpios…

Esta actitud de la sencillez es lo que se ha llamado “la infancia espiritual”.

Santa Teresa del Nino Jesús, doctora de la Iglesia, es la maestra de este “caminito espiritual”.
4.- LA PERSEVERANCIA Y FIDELIDAD.

Juan Pablo II hablando en la Plaza mayor de Lima, nos decía estas palabras tan queridas para nosotros:
“La fidelidad es la prueba del amor”.
La perseverancia es una virtud que, en el fondo, las encierra todas,
por eso decía Jesús:
“El que persevere hasta el fin se salvará” (Mt 10,22b).
“¡Bien siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt 25,23).
“Dichoso el siervo a quien su señor lo encuentre vigilando” (Mt 24,46).

Comenzar es fácil, pero perseverar viene a ser la clave que hace posible la santidad.
Como dice el Catecismo Católico, la perseverancia es una gracia de Dios:
“Los hijos de nuestra Madre, la Santa Iglesia, esperan justamente la gracia de la perseverancia final y de la recompensa de Dios, su Padre, por las obras buenas realizadas, con su gracia, en comunión con Jesús” (CC 2016).
Por eso decía San Alfonso, que la perseverancia es la más importante de las virtudes porque nos hace agradables a Dios hasta el final de nuestra vida.




Dinámica (personal)-

Examina cuantas veces has empezado cosas o actividades buenas y cuantas has sido inconstante y lo has echado todo a rodar.-
Examina en tu interior el:
Orgullo,
vanidad,
egoísmo,
Ansia de tener o de ocupar cargos importantes,
por ambición o servicio
¿por que? ¿cual es la raíz?

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