sábado, 17 de abril de 2010

Historia de Ivette


Con la vista fija en la mariposa que revoloteaba en la ventana, Ivette pegaba sus dedos al empañado vidrio, mientras los recuerdos dolorosos la atrapaban...Si pudiera retroceder el tiempo, pensaba... ¡Dios! ya todo es en vano.Las imágenes de su juventud alocada, una y otra como slide frente a su mirada la mortificaban... Ella era tan caprichosa...Su carita de ángel era el camuflaje para salirse con la suya. Fue el dolor constante de sus padres, que tenían que salir a buscarla cada madrugada, socorrerla cuando la droga la desbarataba. Pero ella sólo quería vivir la vida a su manera, dejarse arrastrar por el vértigo, hasta llegar a la pendiente...Tenía la manía de mentir, casi sin darse cuenta sus mentiras fueron vistiendo su realidad, tanto, que ni ella misma sabía que era verdad o mentira.Sus amistades la invitaban a cuanta fiesta se organizaba, siempre estuvo atenta y dispuesta ha estar presente y no perderse ninguna jarana, porque creía que la adoraban.Cuando salió embarazada, no tenía noción de quien era el padre de la criatura; ella todavía no cumplía la mayoría de edad y sus padres la obligaron a casarse, con uno de los supuestos novios; los dos menores de edad y sin ganas de ser padres se vieron envueltos en algo que más parecía un contrato. Los nueve meses subsiguientes no los paso tan mal, porque recibía el cuidado tanto de los de su casa, como de sus suegros. Llegado el momento de dar a luz no soportó el dolor, ni dilataba, por eso tuvieron que hacerle una cesaría.El orgulloso y lampiño padre mostraba a su hijo recién nacido sin casi darle importancia a la madre. Ivette, no podía levantarse, los puntos en la herida la obligaban a guardar cama, le molestaba el ruido de los que llegaban a conocer a su hijo, simplemente deseaba dormir y no despertar...Le costó acostumbrarse a la idea de ser madre, hubiera querido que su bebe recibiera leche maternizada, pero sus senos producían mucha y el médico le aconsejo lactar a su niño, porque si no lo hacía esa leche le produciría una infección a ella. Así empezó ha aprender a abrigar y atender a su hijo...A ser madre.Luego vinieron los desacuerdos, las infidelidades, el divorcio; pero no fue tan rápido todo, tuvieron 3 hijos más, a los cuales, el padre no quiso reconocer como propios. Pero, como estaban casados, ellos llevaron su apellido.¡Ángel! ¡Mí Ángel!...le salía como un gemido el nombre de su primogénito; era el que más se le parecía, tenía todo su carácter, por eso ella lo comprendía...Ella lo entendía a la perfección...Ella... ¿cómo no adivinarle si era su madre...?En el silencio de la casa, su sollozo era lo único que se escuchaba, luego del sepelio todos se fueron a sus hogares...Sus hijos menores prefirieron irse con su padre por un tiempo, la ausencia de Ángel los lastimaba.Ivette siempre se sintió sola, por eso quizás cometió tantos errores, pero de todos, el que nunca se perdonaría, sería la culpa que sentía por la muerte...de su Ángel...




Maricruz Díaz
29.12.09



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